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'Manolo Tena', Octavio Colis y Ángel Galvañ (Fundación Autor/SAGE, 1999)

En las páginas de este libro con el que se inicia la nueva etapa de la Colección Los autores –editada por la Fundación Autor, de la Sociedad General de Autores y Editores de España-, se desvelan los viajes y las composiciones, la vida, las opiniones, y la imagen de un autor tan raro como esclarecedor del verdadero panorama músical hispano de este final de época.

El largo recorrido de Manolo Tena por la discografía y el espectáculo, la poesía y la música comenzó hace muchos años, cuando por el Madrid de la década de los 70 se paseaban los primeros artistas y prestigitadores del cambio, de la transformación. Aquel joven poeta neoromántico, con sus cuadernitos llenos de dibujos y poemas agrios y feroces, tomaba apuntes de todo aquello que sucedía en los rincones de un Madrid acribillado por la inspiración y el sentimiento de los artistas nómadas que, antes o después, descargaban en la vieja ciudad del Centro sus creaciones proscritas y también los ecos de los creadores internacionales, allí donde les dejaban actúa, o les programaban.

En aquel Madrid remoto y oscuro habían comenzado a resonar las voces del Living Theatre, de Roy Hart, del grupo Tábano, de Ray Collins, y las más sutiles y raciales de salvador Távora, de los poetas del grupo que componía Poesía 70, de José Heredia Maya, y de tantos otros… Con todo ello fue tejiéndose la provocadora figura de rokero insolente que mostraba en sus actuaciones en los pasillos del Metro o en los escenarios.

Con los grupos Cucharada y Alarma!!! Supo darle al harapo y al desplante una dignidad tan nueva en el panorama musical del naciente Estado Español de las Autonomías, que se creó a su alrededor un prestigio que acabó por ser una niebla espesa, como la que acompaña a los ángeles perdidos en el firmamento. Y así voló durante año, raso y esplendoroso. Un día, la cola de un huracán que se ensañaba en las avenidas llenas de palmeras de Miami, lo devolvío al viejo continente, y a partir de ese momento, las plumas de los críticos musicales y las tablas de los escenarios se llenaron de Manolo Tena.

[Fuente: Contraportada del libro]