'Madrid ha muerto' es la historia de lo que fue, pudo o debió haber sido (y eso que más da) la movida madrileña de los 80. Lo importante de las cosas, de las experiencias es vivirlas y no que te las cuenten, pero esta bien que llegue el eco de otras épocas con mayores cotas de libertad o libertinaje (que también da igual), unos años en los que la gente joven ejercía, en un ambiente de tolerancia post represión que algunos anhelamos que vuelvan tras estos tiempos consumistas, castos y paternalistas que nos toca vivir.
Luis Antonio de Villena nos anuncia una crónica que se torna en novela de la mano de un narrador, Rafa Antúnez, que vive inmerso en un Madrid, noctámbulo, creativo, golfo, colocado y follador. En definitiva en una ciudad viva, capital de la diversión sin freno ni moralinas.
El enfoque de la historia, que podría haberse tornado en una insípida serie de biografías de personajes conocidos que abanderaron aquel “movimiento”, se hace rico al introducirse en la piel de otros noctámbulos cuasi-anónimos que ponían en práctica lo que esos que ahora son conocidos dicen que hacían en las venas de la ciudad prometida. No, no se trata de una cuestión de pudor o de falso respeto a la hora de hablar de los desfases de “Almodóvares”, “Bosés”, “Alaskas” y demás, que si viene al caso se cuentan, sino que hablar sólo de ellos sería abordar el tema de una forma muy tangencial y este libro tiene vocación de retrato sociológico, y el autor se moja.
Antúnez es un estudiante procedente de Palencia que llega a Madrid con la idea de desarrollar su vocación de escritor. A través de su mano nos vamos introduciendo en ese Madrid laberíntico y policrómico, y con él experimentamos la transición de neófito a vividor de una juventud aventurera, libre y urbanita, una evolución que transcurre en páginas cargadas de acontecimientos, de personajes singulares, de disertaciones, pero sobre todo de sucesos, alrededor de las drogas, el sexo, la cultura, y la creatividad, desde el punto de vista del recuerdo, de la nostalgia, como si del último destello de luz en una postal caduca de kiosco barriobajero se tratara. Por que el narrador nos cuenta la historia hoy, atrincherado en un piso de Madrid, que ya sólo es capital burocrática bajo el mandato de un alcalde paleto.
Quizás el libro resulte utópico, de melancólica bohemia, manual de tolerancia o de sentida añoranza a tiempos pasados, aunque en sus páginas también afloren hechos oscuros. Pero aunque se tomara como tal o simplemente como una novela sin arraigo a la realidad, consigue entretener, trasladar al lector hacia una dimensión epicúrea, donde sólo importa el placer pero en el que se valora la inteligencia. Que no es poco.
[Fuente: Daniel Vega para cuantoyporquetanto.com]
No hay comentarios:
Publicar un comentario