'Disociados. Antilogía', V.V.A.A. (Ya lo dijo Casimiro Parker, 2013)

Qué difícil resulta no disparar a matar cuando se tiene una pistola cargada y enfrente está el abismo. Ángel Álvarez Caballero, El Ángel para sus amigos de la zona más dura, desenfrenada y viva de lo que se llamó Movida madrileña, murió enfermo con poco más de treinta años. Fue en 1992 cuando el poeta, el que fuera cantante de Los Escaparates y de Ángel y los Volcánicos, amante a morir de Ana Curra –teclista de Pegamoides y de Parálisis Permanente–, decidió llenar el tambor de balas de plata y sacar toda su genialidad. Dos años después se fue para nunca jamás desaparecer, aunque pocos conozcan su obra.

En ese tiempo, cuando la heroína ya había hecho todo su trabajo en ese cuerpo desafiante, El Ángel recopiló y memorizó todo el arsenal que corría por sus venas y publicó Los planos de la demolición, un poemario que sobrecoge y emociona, que recorre aquellos años de mujeres, drogas y rock nunca más repetidos en la España post franquista. Ahora, la editorial Ya lo dijo Casimiro Parker acaba de poner en circulación Disociados, donde se aprecia la vitalidad autodestructiva –o la autodestrucción vitalista y elegida– de El Ángel y el trabajo de otros tres poetas (Karmelo C. Iribarren, Roger Wolfe y David González), “olvidados en la oficiosidad, cuyas obras no suelen tratarse en los diarios oficiales ni en los suplementos culturales (...), cuatro autores que han sido machacados con la imposición de etiquetas, porque en el periodismo y en la crítica no especializada se vive siempre del etiquetado, como si los poetas fuesen mariposas y sus alas pudieran clavarse siempre en la misma pared”, explican en el prólogo Gsús Bonilla y José Ángel Barrueco.

El 5 de Abril de 2013 'Disociados' fue presentado en la FNAC de Callao (Madrid) y allí, entre otros colegas del difunto, estaba Ana Curra, guapa a rabiar, para rememorar a aquel Ángel. Porque ella sabe lo que es un muerto entre sus brazos, sabe homenajear como nadie, con risas y emoción, a los que la acompañaron y ya no están. Antes lo hizo con Eduardo Benavente, el cantante de Parálisis, fallecido en un accidente de coche en 1983.

A la vez que desmitificaba la imagen de triste de El Ángel, Ana Curra contó que en el 92, “entre chute y chute, entre huida y huida, entre viaje y viaje”, Ángel Álvarez le pasó los manuscritos de sus poemas “y flipe, ¡cómo escribía!”. Fue después de un concierto de Enrique Morente en el que coincidieron, cuando el poeta se puso a recopilar, a repasar su corta vida . Él ya estaba maltrecho pero aún así puso a latir a mil por hora el corazón de la compositora y teclista de la Movida.

César Scappa, compañero de colegio de El Ángel -“un tipo bello que parecía que hubiese nacido con la ropa puesta”- y también de correrías, relató el último viaje de la cuadrilla antes de que el poeta muriese entre sus brazos. Era 1994. Los dos y Ana Curra se fueron a Marruecos en un coche de gasolina sin plomo “cuando en el país magrebí no había ese tipo de combustible”. Allí querían desengancharse pero “la droga que llevas nunca es bastante, se te acaba siempre el día anterior”. Ángel estaba enfermo, “del miedo”, como tituló uno de sus últimos poemas. En el maletero, un bidón de gasolina sin plomo para aguantar. Al llegar pillaron costo y kif y se dirigieron a Marrakech, donde compraron cabezas de opio en un herbolario para ponerse hasta el culo. Minutos después de abandonar el Hotel Asni, un comando integrista hizo estallar una bomba que acabó con la vida de dos turistas. Se salvaron de milagro. Era la primera acción terrorista en el reino moro y por allí estaban ellos. “Existe una imagen errónea, de atormentado. El era un vividor que se lo quería pasar siempre bien y que nos dio el palo a todos”, recuerda Scappa. Y Ana completa, era un loco de Rimbaud, de Shakespeare, de Dylan y Burroughs.

Como recordó otro de los presentadores, este francotirador de las palabras nada tiene que ver con esos que se dicen poetas y apenas han tenido vida. Aquí no vale la compasión ni el malditismo, El Ángel se fue pronto pero él cumplió sus sueños.

[Fuente: zoomnews.com, extracto -Enlace original-]

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