Aquella creatividad fue reprimida y cooptada: política y cultura se dividieron e institucionalizaron mediante la Constitución de 1978 y La Movida de los ochenta. Sólo en el ámbito cotidiano, la ruptura con el franquismo fue más nítida. Aunque hemos olvidado los elevados costes personales y sociales de aquellas luchas contraculturales, que llevaron a la marginación de la juventud democrática (suicidios, cárceles, sida, heroína), hay una deuda de memoria con sus sueños, que este libro estudia, a partir de las voces de sus protagonistas y usando la literatura como guía de una democracia por venir.
[Fuente: Contraportada del libro]
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