Con
unas pretensiones mínimas y mucha "joie de vivre", Roser, Eliane,
Queta, Miquela y Francina se convirtieron en un matriarcado juvenil que,
contra todo pronóstico, se abrieron paso en un circuito musical -el de
los primeros años de la autonomía- fuertemente maculinizado.
Su
relato, con Felanitx como punto de partida, permite revivir un momento
de la historia de la música en el que las mujeres reclamaron un papel
activo y un espacio propio; una aventura de cnco amigas que,
parafraseando a María Mercè Marçal, fueron mujeres, rockeras y de
pueblo: tres veces rebeldes.
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